La carga psicológica de la obesidad

-Resumen:

La enfermedad de la obesidad se asocia con una carga psicosocial significativa. Muchas personas que tienen obesidad también luchan con problemas relacionados con su estado de ánimo, autoestima, calidad de vida e imagen corporal.

-Desarrollo:

Esta angustia emocional probablemente juega un papel en la búsqueda de tratamiento, pero también puede afectar el éxito del tratamiento.

La pérdida de peso se asocia con mejoras en el estado psicosocial y el funcionamiento, aparte de las razones de salud física.

Estos cambios positivos suelen ser más profundos entre aquellos que han perdido un gran porcentaje de su peso, como se ve a menudo con la cirugía bariátrica.

Aquellos que experimentan una recuperación de peso, independientemente del enfoque de la pérdida de peso, también corren el riesgo de que reaparezcan síntomas psicológicos no deseados.

La obesidad se asocia con varias comorbilidades, que incluyen enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, apnea del sueño, osteoartritis y varias formas de cáncer.

La obesidad y sus comorbilidades también conllevan una carga psicosocial significativa, que afecta numerosas áreas del funcionamiento psicosocial.

Se ha sugerido que entre el 20% y el 60% de las personas con obesidad, y en particular con obesidad extrema, padecen una enfermedad psiquiátrica.

Las personas con obesidad extrema, por ejemplo, tienen casi cinco veces más probabilidades de haber experimentado un episodio de depresión mayor en el último año en comparación con las de peso promedio.

Esta relación entre obesidad y depresión parece ser más fuerte para las mujeres que para los hombres, quizás debido al énfasis de la sociedad en la delgadez como característica de la belleza femenina.

Aproximadamente un tercio de los candidatos a cirugía bariátrica muetran síntomas de depresión clínicamente significativos en el momento de la cirugía.

Ésto se puede explicar por la experiencia de estigma y discriminación relacionados con el peso, la presencia de dolor físico u otras deficiencias en la calidad de vida, o la aparición de trastornos alimentarios.

Trastornos de la alimentación
La alimentación desordenada es común entre las personas con obesidad. Muchos pacientes que se presentan para un tratamiento de pérdida de peso, comen por razones emocionales.

Otros tienen dificultades para controlar la frecuencia de sus comidas, el tamaño de las porciones o el comportamiento alimentario en respuesta al bombardeo de señales alimentarias de la sociedad moderna, basta ver la publicidad televisiva.

El trastorno alimentario más común entre las personas con obesidad es el trastorno por atracón, que solo se da en una minoría.

El trastorno por atracón se caracteriza por el consumo de una gran cantidad de alimentos en un breve período de tiempo (menos de 2 horas), durante el cual el individuo experimenta una pérdida de control.

Como resultado, el individuo come mucho más rápido de lo normal, hasta estar incontroladamente lleno, en ausencia de hambre, y a menudo come solo y luego se encuentra a disgusto consigo mismo

En porcentajes más pequeños de pacientes con obesidad se da una bulimia nerviosa, donde los atracones se acompañan de vómitos autoinducidos u otras conductas compensatorias, como el ejercicio excesivo.

Aproximadamente el 5% de las personas con obesidad padecen el síndrome de alimentación nocturna, un trastorno de la alimentación, el sueño y el estado de ánimo definido con despertares nocturnos para comer.

El trastorno de ansiedad más común en los candidatos a cirugía bariátrica es el trastorno de ansiedad social, que se encuentra en el 9% de los pacientes.

Dado el énfasis de la sociedad occidental en la delgadez como un marcador de belleza física, no es sorprendente que las personas con obesidad extrema experimenten un aumento de la ansiedad en situaciones sociales.

Sin embargo, no se cree que la ansiedad social, a menos que sea de una intensidad paralizante, contraindique el tratamiento para adelgazar.

Sin embargo, la experiencia clínica sugieren que la ansiedad incontrolada puede tener un impacto negativo en la participación en el tratamiento de pérdida de peso en todas sus formas.

Una pequeño número de personas con obesidad, que se presenta para el tratamiento de pérdida de peso, abusa activamente de sustancias.

Sorprendentemente, dos estudios sugieren que las personas con obesidad extrema y una historia de por vida de abuso de sustancias experimentan mayores pérdidas de peso que aquellas sin antecedentes de abuso de sustancias.

Se cree que estas personas probablemente han desarrollado estrategias de autorregulación y control de impulsos que les ayudó a superar sus luchas con las drogas y el alcohol y, de manera similar, les sirvió para controlar sus hábitos alimentarios.

Tratamiento de salud mental
Muchos pacientes con obesidad han recurrido a tratamientos de salud mental para modificar sus hábitos o abordar las consecuencias emocionales de la enfermedad.

El uso de medicamentos psiquiátricos, en particular antipsicóticos. y algunas clases de antidepresivos, pueden contribuir al aumento de peso y puede afectar negativamente los esfuerzos para perder peso.

Autoestima, la obesidad puede afectar la autoestima de una persona. Para algunas personas, puede ser difícil reconocer y apreciar sus talentos y habilidades debido a sus luchas con su peso.

Calidad de vida e imagen corporal
La obesidad también afecta negativamente la calidad de vida relacionada con la salud. Es probable que estas deficiencias motiven a muchas personas a buscar un tratamiento para adelgazar.

La imagen corporal es un aspecto importante de la calidad de vida de muchas personas. La insatisfacción con la imagen corporal es común en las personas con sobrepeso, al igual que en las mujeres y niñas de peso medio.

El grado de insatisfacción parece estar directamente relacionado con la cantidad de exceso de peso que tiene una persona, aunque las personas pueden mostrar insatisfacción con todo su cuerpo o con características específicas.

El abuso físico es igualmente común entre las personas con obesidad. Aproximadamente el 50% de las personas con obesidad extrema han padecido alguna forma de negligencia emocional durante su infancia.

Ésto puede ir desde el desde abuso verbal, negligencia emocional u otra disfunción familiar asociada con la separación, divorcio, abuso de sustancias, etc., de un miembro de la familia nuclear.

Las personas con obesidad tienen menos probabilidades de terminar la escuela secundaria, tienen menos probabilidades de casarse y, por lo general, ganan menos dinero en comparación con las personas de peso corporal promedio.

Las personas obesas con frecuencia son objeto de discriminación en varios entornos, incluidos los educativos y laborales e incluso en entornos de atención médica.

La mejora de la salud y la longevidad son probablemente una motivación central para el tratamiento de la pérdida de peso para muchas personas con obesidad.

Al mismo tiempo, las preocupaciones sobre la apariencia física y la imagen corporal probablemente influyan en la decisión de participar en el tratamiento.

Estas personas pueden tener creencias poco realistas sobre el impacto de la pérdida de peso en otras áreas de sus vidas y pueden sentirse desilusionadas o abatidas si esas creencias no se cumplen.

Estas expectativas poco realistas fueron se cree que pone a las personas en riesgo de recuperar peso. Sin embargo, los estudios han sugerido que no están relacionados con la pérdida de peso post operatoria, en caso de cirugía bariátrica.

Sin embargo, la pérdida masiva de peso que se observa típicamente con la cirugía bariátrica puede resultar en el desarrollo de flacidez de piel del abdomen, muslos, piernas y brazos que pueden provocar insatisfacción con la imagen corporal.

Esto puede llevar a algunos pacientes a acudir a un cirujano plástico para una cirugía de contorno corporal. Otros pueden tener expectativas sobre el impacto de la pérdida de peso en sus relaciones interpersonales.

Muchas personas pueden pensar que a medida que pierden peso y se sienten mejor consigo mismas, sus relaciones sociales y / o románticas mejorarán. Esto ocurre para muchas personas.

Sin embargo, para algunos, la experiencia de una pérdida de peso importante se convierte en una experiencia inquietante.

Algunas personas pueden experimentar una atención no deseada relacionada con su pérdida de peso y apariencia física que puede hacerlas sentir incómodas.

Otros pueden estar molestos o ver con enfado el hecho de que las personas que los trataban como si fueran invisibles antes, ahora son amigables y sociables.

Las personas que buscan un tratamiento para bajar de peso deben considerar el impacto potencial de su pérdida de peso en sus relaciones maritales y sexuales.

Algunos piensan que estas relaciones mejorarán con la pérdida de peso. Sin embargo, el peso corporal puede jugar un papel mucho más complejo en algunas relaciones.

En general, la evaluación psicosocial tiene dos propósitos, en caso de cirugía:

1- puede identificar posibles contraindicaciones para la cirugía, como abuso de sustancias, depresión mal controlada u otra enfermedad psiquiátrica importante.

La evaluación también puede ayudar a identificar posibles desafíos posoperatorios y facilitar cambios de comportamiento que pueden mejorar el control del peso a largo plazo.

2- la evaluación adquiere un componente más psicoeducativo. Sobre el conocimiento del paciente sobre hábitos, cirugía bariátrica, historial de peso y dieta.

Modificación de hábitos alimentarios y de actividad física y obstáculos y recursos potenciales que pueden influir en los resultados a largo plazo.

-Conclusiones:

La pérdida de peso se asocia con mejoras en la morbilidad y la mortalidad. Las pérdidas de peso del 3% al 5% se consideran clínicamente significativas si se asocian con mejoras en las comorbilidades relacionadas con el peso.

Las pérdidas de peso más grandes, a menudo se asocian con mejoras dramáticas en muchas condiciones de salud relacionadas con el peso.

La pérdida de peso también se asocia con mejoras significativas en el estado psicosocial. La mayoría de las características psicosociales:

Incluidos los síntomas de depresión y ansiedad, la calidad de vida relacionada con la salud y el peso, la autoestima, la imagen corporal y el funcionamiento sexual mejoran con la pérdida de peso.

El impacto de la pérdida de peso en la psicopatología formal como:

Depresión mayor, puede inhibir la capacidad de los pacientes para realizar los cambios dietéticos y de comportamiento necesarios.

En general, el abuso de sustancias activas, la psicosis activa, la bulimia nerviosa y la depresión grave incontrolada se consideran contraindicaciones de la cirugía bariátrica.

Sin embargo, la presencia de psicopatología grave debe equilibrarse con la gravedad de la obesidad y los problemas de salud relacionados.

Si bien las personas con psicopatología grave u otros problemas neurocognitivos pueden tener resultados menos óptimos en comparación con las personas sin esas afecciones.

Se estima que, aún pueden experimentar pérdidas de peso y mejoras en la salud física y mental más dramáticas que las observadas con la modificación del estilo de vida o la farmacoterapia, solamente.

Pérdida de peso subóptima:

Los resultados subóptimos, se pueden dar en el 25%, se atribuyen típicamente a problemas psicosociales y / o conductuales, como una mala adherencia a la dieta o al retorno de conductas alimentarias desadaptativas.

Varios estudios han encontrado que la adherencia a la dieta de mantenimiento es deficiente y la ingesta calórica a menudo aumenta significativamente, una vez alcanzada la meta fijada, en estos casos.

Referencias:

-Jensen MD, Ryan DH, Hu FB, et al. 2013 guideline for the management of overweight and obesity in adults. Circulation. 2013;129:S102–38.

-Sheets CS, Peat CM, Berg KC, et al. Post-operative psychosocial predictors of outcome in bariatric surgery [review] Obes. Surg. 2015, 25(2):330–45.

-keywords:
Obesidad y cirugía bariátrica, funcionamiento psicosocial y pérdida de peso, imagen corporal y pérdida de peso, ansiedad y pérdida de peso, pérdida de peso y rendimiento sexual, pérdida de peso y vida social, pérdida de peso y vida de pareja, pérdida de peso y depresión, fármacos y obesidad, trastornos alimentarios y obesidad, cambio de hábitos y obesidad, disfunción sexual y obesidad.