Se deben modificar una serie de actitudes que redundarán en un cambio del estilo de vida del paciente, cuando se enfrenta a si mismo y presenta obesidad, para conseguir las metas deseadas, al igual que para modificar el estilo de vida del obeso, para que una vez conseguido el objetivo de adelgazar no se produzcan contínuas recaidas, que nos conducen al mismo punto de partida, ó en el peor de los casos la situación se hace crónica.
Como puede observarse en el mismo, el Programa de Tratamiento, se basa en cinco principios básicos: Educación, Motivación, Pensamientos irracionales, Ejercicio y Prevención de las recaídas. Ahora bien, para conseguir esos principios se utilizan una serie de métodos de evaluación y todo un cúmulo de elementos terapéuticos.
-Educación: ideas equivocadas-calorías-conducta en cadena-estilo de comer
En primer lugar, al paciente se le informa sobre una serie de ideas equivocadas que tiene sobre la obesidad, como por ejemplo que está obeso porque solo tiene problemas emocionales. A este respecto se le explica que la obesidad es el resultado de un balance energético, no solo de problemas emocionales, aunque éstos puedan contribuir, como luego veremos, a un aumento en la ingesta.
También se le enseña cuáles son los nutrientes básicos para la vida y algunos principios elementales de su metabolismo, de tal modo que aprenda a saber el contenido calórico de los alimentos que consume y, viceversa, la manera que tiene el organismo de quemar las calorías consumidas.
Una de las mejores maneras que tiene una persona de no consumir alimentos ricos en calorías es el control de estímulos; para ello, se la educa , entre otras cosas, a cómo hacer la denominada cesta de la compra, o a cómo alejar de sí aquellos alimentos o situaciones que pueden motivarle la ingesta y tener siempre una fuente con frutas diversas, ricas en fibras y bajas en calorías.
-Motivación: metas cortas y a largo plazo-autocontrol-control de estímulos-formas de asignar.
Asimismo se le enseña la diferencia que existe entre distintos estados de activación fisiológica que el paciente puede y suele confundir con hambre. Es decir, se le enseña a identificar de forma correcta las distintas sensaciones corporales para que no coma por ansiedad o aburrimiento, soledad, tristeza o estrés, sentimientos estos dos últimos que las personas obesas controlan o resuelven en numerosas ocasiones mediante la ingesta de alimento.
Junto a la identificación de las señales corporales correctas, se le enseña un estilo de comer correcto. No demasiado deprisa, concentrado en el acto que está realizando, a ser posible sin ver la televisión, ni realizando ningún otro tipo de actividad mientras come, de tal modo que el sujeto consiga ser consciente de que está comiendo y de que la comida le sirve, principalmente, para alimentarse, aunque a veces pueda servir para un evento social.
Lo que debe producirse un estado de falta de hambre, es decir saciedad y para ello debemos centrarnos en la comida y dar tiempo a que las señales de que se ha comido lo suficiente alcancen las áreas del cerebro que controlan el apetito.
Se debe motivar, si fuera necesario, a la persona para que lleve un auto-registro de sus comidas, en el que anote no sólo el alimento que ingiere, sino también la cantidad de calorías de cada uno de los alimentos, la cantidad de apetito que tenía antes de comenzar a comer, el lugar, la hora y actividad que realizaba mientras comía, etc.,
De tal manera que el mismo sea capaz de lograr un mayor nivel de autocontrol sobre su ingesta. Por último, se le debe enseñar a auto-reforzarse positivamente cuando consigue realizar la dieta correctamente.
-Pensamientos: querer no deber-todo o nada-sentimientos adecuados.
El autocontrol de los pensamientos irracionales es una de las técnicas que más puede ayudar al obeso a controlar la ingesta. Se ha puesto de manifiesto que, en numerosas ocasiones, los obesos comen más por lo que piensan acerca de sí mismos y de la dieta que por la presencia de alimentos o por sus estados de ánimo.
De aquí que sea importante conseguir que aprenda a identificar en qué situaciones le aparecen pensamientos irracionales como por ejemplo: no puedo adelgazar; no hago nada bien, no puedo seguir un régimen; siempre estoy igual; soy una calamidad, qué horror, me he saltado la dieta, mi trabajo me impide seguir la dieta de forma adecuada, etc.
Cómo esos pensamientos le provocan sentimientos desagradables, como por ejemplo, sentirse irritado consigo mismo, aburrido de seguir el régimen, ansioso porque no logra lo que quiere, etc.
De tal manera que si consigue controlar sus pensamientos irracionales y sustituirlos por pensamientos positivos, por ejemplo no se trata, en la mayor parte de los casos, de que el que adelgazar lentamente, no sea una calamidad, sino más bien que uno puede tener un mal momento, no es un horror haberse saltado la dieta en la comida, uno puede compensar el exceso de calorías consumido en el resto de las comidas y esto hay que tenerlo en cuenta.
El sustituir los pensamientos irracionales por pensamientos positivos produce en el sujeto un sentimiento positivo se siente satisfecho de sí mismo y esto tiene como consecuencia el que se considera capaz de auto-controlar no sólo su ingesta sino también su estilo de vida.
-Ejercicio: caminar-programar ejercicio-no puedo-practica continuada o semanal
Si la obesidad depende, en buena medida, del balance energético, una forma de mantenerlo es mediante el ejercicio. No porque el ejercicio provoque, a corto plazo, un gran gasto de calorías, sino porque fundamentalmente aumenta la adherencia al tratamiento, al mismo tiempo que, en contra de la creencia popular – el ejercicio aumenta el apetito-, ayuda a controlar el apetito.
Asimismo, la actividad física permite controlar el estado de alteración del ánimo que provocan muchas dietas y pueden ser suficiente como mínimo 2 a 3 horas semanales, por lo tanto no caben excusas.
-Recaída: comer fuera -como evitar una recaída-horror y excusas
Por último, uno de los problemas más importantes en el tratamiento de la obesidad es la recaída. Importante para evitarla es, por un lado, analizar las situaciones de alto riesgo, como por ejemplo el comer fuera de casa, los estados emocionales negativos, etc., por otro lado, modificar la percepción que la persona tiene de sí mismo cuando recae en la ingesta excesiva.
Para cambiar estas actitudes, se debe poner el énfasis, en cambiar el estilo de vida y para ello, entre las estrategias mencionadas, está el ser realista de que si se ha hecho una comida más copiosa, debemos compensar en la ingesta siguiente mediante una comida más ligera en calorías y lo debemos hacer siempre y no solamente algunas veces.
Si no lo podemos hacer en la comida anterior o siguiente, será una asignatura pendiente, que se puede aprobar en otro día cualquiera. En caso de que el hecho en cuestión se haya prolongado más de una semana, por asuntos de viajes vacaciones, lo tendremos presente para cuanto antes, nos pongamos en la tarea de compensar la sobreingesta, durante ese período.
Y será de tantos días como sea necesario y no dejarlo para el mes siguiente o el próximo año, porqué ya será tarde y es señal de estamos atrapados otra vez en el bucle o círculo vicioso.
Cosideraciones a tener en cuenta en la obesidad