El Cáncer de Testículo

El Cáncer de Testículo:

El cáncer de testículo es un tipo de cáncer que se origina en el testículo, como parte del sistema reproductor masculino, aunque también se puede manifestar inicialmente en el abdomen o en el tórax (mediastino). Su causa es hasta el momento desconocida. Es una enfermedad que ha pasado de ser extremadamente rara a principios del siglo XX, a ser en la actualidad el tipo de tumor maligno más común entre los varones jóvenes. Son diagnosticados cada año con esta enfermedad, entre 8.000 y 9.000 varones en Estados Unidos, 1.400 en el Reino Unido, unos 500 en España y sobre 10.000 en la Unión Europea.
Las causas de este aumento en la incidencia, se podría deber a cambios epigenéticos, provocados, por la exposición a contaminantes ambientales, que ejercen una actividad estrogénica y/o antiandrogénica, en las últimas décadas, todo ello causaría, alteraciones de la regulación genética, mediante modificaciones del DNA e histonas, afectando especialmente a las células germinales, que son responsables de la mayoría de los tumores testiculares y están asociados con polimorfismos o anomalías cromosomicas
Los tumores suprarrenales productores de hormonas sexuales son tumores raros que producen demasiados andrógenos (es decir, testosterona), estrógenos o ambos. Estos tumores se encuentran en 2 de cada millón de personas y pueden ser benignos (adenomas) o malignos (cáncer de la corteza suprarrenal).
Los tumores de testiculos generalmente son tumores de células germinales (células fetales), aunque no siempre, también los hay de células de Sertoli, que producen la hormona llamada inhibina, que ejerce un efecto negativo sobre la secreción de FSH y de células de Leydig que producen testosterona, los embrionarios se clasifican de la siguiente manera:
Los seminoma son tumores de células germinales inmaduras de crecimiento lento y representan alrededor del 50% de los casos, de los cuales el 80% son de estadio 1. Los seminomas tienden a estar confinados al testículo puesto que se propagan lentamente, y a través del sistema linfático. Suelen ser los más habituales entre el segmento de pacientes de mayor edad.
Los noseminoma, por el contrario, son células germinales más maduras que se propagan con mayor rapidez. Los noseminomas engloban varias subclases; sus tasas de expansión varian algo pero se tratan de forma similar. Suelen ser los más habituales entre el segmento de pacientes de menor edad.
Carcinoma embrionario, es el tipo más común, aunque normalmente aparece junto con otros tipos.Tumor de saco vitelino, es el tipo más común en los niños, en los que se cura con mucha más facilidad que en los adultos.Coriocarcinoma, es un tipo muy poco frecuente (1%). Dado su diseminación hematogena es agresivo y altamente mortal.Teratoma maduro, son células adultas premalignas que rara vez se extienden, pero que pueden transformarse en otro tipo.
La anatomía patológica del seminoma se confunde con relativa facilidad con la del carcinoma embrionario. En caso de recibir tratamiento de radioterapia, se debe asegurar que realmente no ha habido confusión, puesto que el carcinoma embrionario es un noseminoma que no es sensible a la radiación y sería un tratamiento inútil.


A lo largo de la vida, la probabilidad de desarrollar cáncer de testículo es de 1 entre 250 (0,4%), aunque la incidencia varía en función de las razas. La mayor incidencia se da entre los varones de raza blanca de parte del norte de Europa. En la Unión Europea la menor incidencia se presenta en España. Los varones de raza negra tienen la menor incidencia global. Es más común entre los 15 y 40 años aunque puede afectar a varones de cualquier edad.
El cáncer de testículo tiene una de las tasas de curación más altas de todos los tipos de cáncer, por encima del 90%, y prácticamente del 100% si no se ha extendido. Incluso en los relativamente pocos casos en los que se ha extendido ampliamente, la quimioterapia consigue curar completamente al menos a la mitad de esos casos.El cáncer de testículo es uno de los más curables de todos si se detecta pronto.

Diagnóstico:

El diagnóstico del cáncer de testículo se realiza mediante ultrasonidos con una ecografía de los testículos, y si lo hay, su extensión por rayos X y TAC. Además en un análisis de sangre se miden los marcadores tumorales específicos alfafetoproteina, HCG-β o gonadotrofina corionica, hormona que se encuentra en la sangre y la orina durante el embarazo, estradiol, DHEA-S. También se puede encontrar en cantidades más altas que las normales en pacientes de algunos tipos de cáncer como los cánceres de testículo, ovario, hígado, estómago o pulmón y LDH que proporcionan mayor evidencia sobre el tipo de tumor y su extensión.

En pacientes cuyos trastornos neoplásicos se asocian con grandes elevaciones de la gonadotropina coriónica humana, existe una producción extragonadal concordante de estradiol a través de DHEAS, que presumiblemente representa una función trofoblástica asociada.

La producción de estrógenos no es un marcador tumoral sensible en aquellos pacientes cuyas neoplasias están asociadas con elevaciones mínimas de fragmentos de gonadotropina beta coriónica humana solamente.
La biopsia o PAF del testículo está contraindicada en general, puesto que puede facilitar la dispersión del tumor por una ruta que no es la usual. Y está indicada en pacientes con tumores retroperitoneales o mediastinales.

Nuestro organismo está constituido por un conjunto de órganos, los cuales a su vez están formados por células, que se dividen de forma regular con el fin de reemplazar a las ya envejecidas o muertas y mantener así la integridad y el correcto funcionamiento de los distintos órganos.

Este proceso está regulado por una serie de mecanismos que indican a la célula cuándo comenzar a dividirse y cuándo permanecer estable.Cuando estos mecanismos se alteran en una célula, ésta y sus descendientes inician una división incontrolada que con el tiempo dará lugar a un tumor.

Si éstas células, además de crecer sin control adquieren la facultad de invadir tejidos y órganos de alrededor (infiltración) y de trasladarse y proliferar en otras partes del organismo (metástasis), se denomina tumor maligno, que es a lo que llamamos cáncer.
Cuando las células tumorales, con capacidad de invadir los tejidos sanos y de alcanzar órganos alejados e implantarse en ellos, están ubicadas en el testículo, hablamos de cáncer de testículo.

El cáncer de testículo es un tumor aparece sobre todo en hombres jóvenes y, generalmente es de buen pronóstico. Incluso los estadios más avanzados pueden ser curables, con cirugía y quimioterapia y/o radioterapia. Es el cáncer más común en hombres jóvenes, de 15 a 35 años de edad. En España, la incidencia anual se sitúa entre 1,6 y 2 casos por cada 100.000 habitantes.

El cáncer es una enfermedad que se caracteriza por una división y crecimiento descontrolado de las células. Dichas células poseen la capacidad de invadir el órgano donde se originaron, de viajar por la sangre y el líquido linfático hasta otros órganos alejados y crecer en ellos.

Factores de riesgo del cáncer

Los factores de riesgo de cancer de testículo se desconocen , sin embargo se conocen algunos factores que aumentan la probabilidad de desarrollarlo:
Un testículo que no ha descendido desde la cavidad abdominal al escroto durante la lactancia (Criptorquidia).
Un desarrollo anormal de los testículos.
Antecedentes familiares de cáncer de testículo.
Antecedentes personales de cáncer de testículo. Las personas que ya han padecido un cáncer de testículo tienen un riesgo más elevado (2%) de tener un cáncer en el testículo contralateral.
Algunas enfermedades, como por ejemplo una enfermedad de los cromosomas denominada Síndrome de Klinefelter.
Seguimiento y revisiones después del cáncer de testículo:

  • Una vez que se alcanza la remisión de la enfermedad, un aspecto muy importante es la realización de un seguimiento adecuado.
  • La gran mayoría de los casos de cáncer de testículos son detectados por el propio paciente.
  • En general, salvo casos excepcionales, el cáncer de testículo no suele producir síntomas generales, tales como fiebre, pérdida de peso o dolor.

Es importante consultar si existe:

-Bulto no doloroso o inflamación en alguno de los testículos

-Cualquier cambio de forma o tamaño.

-Sensación de pesadez en el escroto.

-Dolor en el abdomen bajo o en la ingle.

-Acumulación de líquido en el escroto.

-Dolor o molestia en un testículo o en el escroto.

-Un pequeño bulto fijo en el propio testículo, generalmente indoloro

-Pequeño dolor o pesadez en un testículo (sin haber recibido ningún golpe reciente)

-Una repentina acumulación de fluido en el escroto

-Ligero agrandamiento o molestias en los pezones o en los pechos

-Dolor sordo en el bajo vientre o la ingle

-Aumento o disminución significativos del tamaño de un testículo

Recuerda que estos síntomas también pueden aparecer asociados a enfermedades benignas:

Cualquiera de éstos síntomas deberían ser consultadas con el especialista, aunque en sí mismos no son un signo seguro de cáncer.
Para ello es necesario realizar revisiones periódicas, en las que se incluye la entrevista con el médico, la exploración médica, y la realización de análisis sanguíneos (para determinar los niveles en sangre de los marcadores tumorales) y pruebas de imagen (como por ejemplo radiografía simple de tórax o la Tomografía Axial Computerizada: TAC).
Lo mejor es que los marcadores tumorales (alfafetoproteína, gonadotropina coriónica humana y lactato deshidrogenada) sean normales, si bien, la normalidad de éstos no implica la ausencia segura de enfermedad tumoral. La frecuencia de las revisiones la determinará el especialista. Generalmente son más frecuentes en los dos primeros años, y se irán espaciando posteriormente si éstas son normales.
Existe un pequeño riesgo, aunque real, de desarrollar un cáncer de testículo contralateral. Los pacientes deben de vigilarse de forma periódica el otro testículo, y consultar con tu médico si observan alguna anomalía.
Como conclusión, dependiendo del estadio inicial y los tratamientos efectuados, se llevará a cabo una norma de seguimiento u otra, con una periodicidad y unas pruebas que vienen marcadas por protocolos internacionales.
Secuelas del cáncer de testículo:
Una política de seguimiento es muy importante para aquellos pacientes que han sido diagnosticados y tratados de un cáncer testicular.
Como todos los cánceres, el cáncer testicular puede recurrir. Los hombres que han tenido cáncer de testículo deberán ver a su médico con regularidad y reportar de inmediato cualquier síntoma inusual.
Los hombres que han tenido cáncer de testículo tienen una probabilidad mayor de desarrollar cáncer en el testículo restante. Los pacientes que se someten a quimioterapia tienen también un riesgo mayor de ciertos tipos de leucemia, así como de otros tipos de cáncer. Un cuidado regular de seguimiento asegura que se discuta cualquier cambio en la salud y que los problemas se tratan tan pronto como sea posible. Pueden producirse diferentes secuelas:
-Secuelas de la cirugía oncológica: como consecuencia de una extirpación del testículo, se puede producir disminución del volumen seminal, disfunción eréctil y descenso de la líbido; si bien en un porcentaje muy reducido de pacientes.
-Secuelas de la quimioterapia: las células germinales (precursoras de espermatozoides) en división son muy sensibles a la acción de la quimioterapia dando lugar a alteraciones en el semen del varón. Sin embargo estos efectos sobre la fertilidad son variables dependiendo de diversos factores como son: el tipo de fármaco, la dosis, la edad del paciente, la duración del tratamiento o de la administración de uno o varios fármacos.
Para evitar casos de infertilidad en el futuro, se suele proceder a congelar una muestra de semen del paciente antes de iniciar el tratamiento, para poder asegurar una futura descendencia en el caso de que el paciente lo desee.

Secuelas de la radioterapia:

la radioterapia ha logrado un control prolongado y eficaz en algunos tipos de cáncer testicular, sin embargo, sus efectos sobre la fertilidad en pacientes jóvenes constituyen una preocupación, por lo que es preciso establecer estrategias para conservar su capacidad reproductiva igual que con la quimioterapia.
Un hombre con un solo testículo puede tener una vida perfectamente normal, ya que normalmente el otro testículo suple todas las necesidades, y generalmente tendrá una fertilidad adecuada. No obstante la producción hormonal debería ser comprobada ante determinados síntomas fisiológicos o psicológicos característicos de la andropausia, para suplementar la testosterona en caso necesario.
La erección, eyaculación y libido no tienen por qué verse afectadas, pero puede ocurrir. Pero si un hombre que pierde ambos testículos normalmente necesita recibir tratamiento hormonal (en particular testosterona), y es obviamente infértil, pero puede llevar una vida perfectamente normal. Menos del 3% que han tenido cáncer de testículo lo tendrán de nuevo en el otro testículo.
Durante la orquidectomía es posible insertar una prótesis en el lugar del testículo extirpado, de modo que la falta de éste sea imperceptible. Es una decisión meramente personal ya que muchos pacientes deciden no tomar por considerar la prótesis un objeto extraño en su cuerpo.
Merece la pena medir los niveles hormonales (Testosterona, FSH, LH) antes de la orquidectomía y la conservación de muestras de semen en un banco de semen en el caso de hombres jóvenes que tengan planeado tener descendencia, ya que la fertilidad puede verse afectada de forma importante por un posible tratamiento de quimioterapia.
Lance Armstrong: Es una prueba viviente de que el cáncer de testículo es curable. Una vez dijo, «es irónico, solía montar en bicicleta para vivir. Ahora sólo quiero vivir para montar en bicicleta».