Metabolismo de la testosterona

El testículo posee dos funciones básicas: endocrina (producción de hormonas) y exocrina (producción de espermatozoides) El 85-90% del interior del volumen testicular está constituido por túbulos seminíferos y su epitelio germinal, lugar de producción de los espermatozoides (de 10 a 20 millones de gametos al día), y tan sólo el 10-15% está ocupado por el intersticio, donde se produce la testosterona.
El testículo del hombre adulto produce, aproximadamente, de 5 a 7 mg de testosterona al día. La secreción de testosterona se ajusta a un ritmo circadiano, con mínimos a última hora de la tarde y máximos al final de la noche y primeras horas de la mañana. Las variaciones pueden llegar a tener una amplitud del 36%. Esto explica la importancia de realizar la determinación analítica de esta hormona a primera hora de la mañana.
La testosterona se produce a partir del colesterol de las células de Leydig, bajo la influencia de la LH. Las enzimas rompen la cadena lateral del colesterol en dichas células para formar pregnenolona.
Otras enzimas contribuyen al desarrollo de una serie de pasos biosintéticos para transformar la pregnenolona en la definitiva testosterona: pregnenolona, progesterona, dihidroepiandrostediona, androstediol y, finalmente, testosterona
La LH hipofisaria estimula la producción de testosterona por las células de Leydig situadas en el intersticio testicular, y mediante la fijación a receptores específicos existentes en la membrana de dicha célula.
La liberación de LH es un proceso discontinuo y ocurre, fundamentalmente, durante la noche y de forma pulsátil, a intervalos de unos 90 minutos. Se corresponde con la secreción pulsátil de GnRH. Los niveles disponibles de esta hormona determinarán la cantidad de secreción de testosterona. Pero a su vez, los niveles de testosterona ejercen un efecto recíproco inhibiendo la producción de LH en la hipófisis mediante dos mecanismos :
-La testosterona posee un efecto débil de retroalimentación negativa sobre la adenohipófisis, lo que se traduce en una disminución de la secreción de LH.
-Por otra parte, la testosterona inhibe de forma directa la secreción de GnRH en el hipotálamo, provocando una disminución de gonadotropina LH en la adenohipófisis, lo que reducirá la producción de testosterona en las células de Leydig. La mayor parte de la inhibición de la secreción de la hormona masculina se atribuye a este mecanismo de retroalimentación.
-La testosterona ejerce un efecto depresor sobre la función hipotalámica e hipofisaria, sobre la producción de gonadotropinas (FSH y LH).
-El estradiol ejerce efectos depresores sobre la producción hipotalámica e hipofisaria.
-La FSH estimula la producción de varias proteínas en las células de Sertoli, como la inhibina, importante para el retrocontrol, que frena o suprime la producción de FSH.
La testosterona libre se difunde pasivamente sobre las células diana donde puede ser metabolizada a otro andrógeno de mayor actividad, la dihidrotestosterona (5α-DHT) mediante la alfa-reductasa, o a estradiol por la acción de la aromatasa.
Existen dos isoenzimas de 5α-reductasa, la tipo I (se encuentra en la piel y en el hígado) y la tipo II (se encuentra en la próstata, glándula suprarrenal, vesícula seminal, piel genital, folículo piloso y corteza cerebral).
Aproximadamente, el 80% de la DHT circulante es producida por la conversión periférica de testosterona libre, y el 20% es secretada directamente por los testículos.Tanto la testosterona como la DHT se fijan al mismo receptor androgénico y sus efectos se complementan entre si, pero la afinidad es mucho más potente en el caso de la DHT.
A nivel sexual ejerce un papel fundamental sobre el desarrollo y el mantenimiento de los caracteres sexuales y sobre el desarrollo y el funcionamiento de las glándulas sexuales masculinas. Como hormona del deseo, se sabe que los andrógenos actúan sobre el sistema nervioso central (SNC), estimulando y manteniendo el deseo, la motivación sexual.
Pero para mantener el deseo sexual se precisa una dosis de testosterona, e influyen muchos otros factores. Parece que la testosterona es necesaria para el funcionamiento normal del mecanismo de la eyaculación y el mantenimiento de las erecciones espontáneas.
También se conoce su influencia positiva sobre la respuesta eréctil. La testosterona estimula la actividad de una enzima, la óxido nítrico sintetasa, que contribuye a mantener los niveles adecuados de óxido nítrico (ON) en el músculo liso de los cuerpos cavernosos del pene. Por otra parte, se ha comprobado que favorece la actividad de la fosfodiesterasa tipo 5.
Pero la testosterona y sus metabolitos son bastante más que una hormona sexual, y desempeñan numerosas acciones fisiológicas importantes en el organismo, resultan imprescindibles para la salud del varón.
Los andrógenos desempeñan un importante papel en la activación de la función cognitiva; aumentan la masa corporal magra; mantienen la masa ósea (el hipogonadismo es una de las principales causas de la osteoporosis en los hombres); estimulan la eritropoyesis.
Así mismo poseen un claro efecto sobre los lípidos: mejora la concentración de lipoproteínas de alta densidad (HDL) y disminuye la concentración de los lípidos de baja densidad, el llamado «colesterol malo» (LDL) lo cual favorece la salud cardiovascular e incluso un aumento de la esperanza de vida.
Comprender la fisiología hormonal masculina y conocer mejor las funciones de la testosterona, en la esfera sexual y en el organismo en general, permite・entender las consecuencias clínicas de cualquier alteración en los niveles de esta hormona.